Al rescate de la Cruz Roja

La Contraparte

Por ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

Oswaldo Ficachi Figueroa es un hombre que goza de buen ganado prestigio en Veracruz, tanto en su empresa de servicios contables como en el terreno académico en la Escuela Superior de Negocios (ESUN) de Veracruz; en los últimos años dedica parte de su tiempo a la Cruz Roja (CR) en el puerto, y esta semana acaba de ampliar esa responsabilidad al tomar posesión como titular de la Delegación de la misma en el estado, a cuyo acto acudió el presidente nacional de la institución, Fernando Suinaga Cárdenas. 

Es una designación acertada, pero Ficachi deberá abocarse a resolver temas que están afectando normas y valores que postula ese organismo de reconocimiento internacional, precisamente por el sentido humanista en su atención a las personas, sea quien fuere, sobre todo los que más lo necesitan. Y ese es el punto, precisamente. Anteayer, el alcalde de Orizaba, Juan Manuel Diez Francos, hizo una tronante declaración en contra del servicio que presta la Cruz Roja en ese municipio. Acusó a la institución de dejar de brindar apoyo a los orizabeños. 

“Nosotros estamos actuando (el gobierno municipal) con ambulancia y equipo propio, porque la Cruz Roja no sirve para nada (…), no saca una ambulancia, y nosotros hace diez años u once tomamos atribuciones que no nos corresponden” , declaró el edil. Su molestia es tal, que descartó este año donar parte de su sueldo para apoyar a la Cruz Roja-Orizaba, en la colecta de septiembre próximo. Esa situación se presenta en otros lados, si no es que en todos. 

Las ambulancias sí acuden a los lugares donde se presentan accidentes, pero lo hacen con increíble demora, por lo que algunos automovilistas toman el riesgo de llevar a los heridos a los hospitales para que reciban atención médica urgente. No es lo único. 

Una de las quejas recurrentes es que los lesionados deben pagar por el servicio de traslado, y después de que la persona herida recibió la atención, los familiares se enfrentan a cubrir elevadas facturas por los estudios y servicios médicos recibidos; eso pasa al menos en Veracruz. ¿Eso es correcto? ¿No echa por tierra el sentido de solidaridad que tiene la Cruz Roja en todo el mundo? En una plática con Osvaldo Ficachi, presidente de la Cruz Roja-Veracruz, comentó que los donativos, aquellos que se reciben en la colecta anual y otros fijos que realizan empresas y personas anónimamente en efectivo o en especie como hace TAMSA con ambulancias o aparatos de alta gama como un tomógrafo que acaba de donar la Fundación ‘Gonzalo Río Arronte’ para brindar servicios de imagenología, no son suficientes para cubrir gastos de operación, mantenimiento y pago de personal, por lo cual deben cobrar esos servicios, aunque en algunos casos se condonan a personas de muy escasos recursos económicos. 

Aunque razonable, es necesario revisar esa política, que no tendría que abarcar los servicios de emergencia. En el puerto, por ejemplo, se agrega que la institución social también funciona como hospital privado, con costos que compiten con cualquier otro de su tipo, pero en cambio, tienen servicio de atención médica en casi todos las especialidades, con costos bajísimos de $350 pesos la consulta, a la que casi cualquier persona puede tener acceso. 

Sin embargo, permea la percepción de que la Cruz Roja ha perdido el sentido social que antes tenía y no merece más donativos si ya cobra por todos los servicios que otorga. 

Ese es el punto, y sobre esta corriente es la opinión y disgusto del alcalde orizabeño. Tiene un enorme reto el señor Ficachi, no sólo para dignificar las sedes en los municipios, sino para retomar al servicio solidario y humanitario de esa institución. Un reto difícil, de lo cual le contaremos pronto.

Escriba a opedro2006@gmail.com

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