LA NOCHE QUE ESCUCHAMOS A LA LLORONA
SEGUNDA PARTE
Cuando de repente…
Al llegar a la entrada del cementerio, la Pollita y yo, quedamos sorprendidos…
¡NADIE HABIA ENTRADO!, el portón estaba CERRADO… nadie lo abrió.
Ángel, tú también lo viste. ¿Cómo fue esto posible?… nosotros vimos que se abrió… ¿Cómo se abrió?, incluso cómo se escuchó el arrastre del portón”, me dijo la Pollita.
Mientras discutíamos qué había pasado y encontrábamos una razón lógica a lo que habíamos vivido, que también Spencer, Raúl y Javier observaron, escuchamos un grito ensordecedor.
Raúl y Spencer caminaron hacia el pasillo contrario a donde estábamos, para verificar que nadie había entrado. Ellos la escucharon primero.
¿Qué fue eso?.. ¿escucharon?…se escuchó por allá, señalo Raúl hacia la parte izquierda del cementerio. Caminaron hacia esa zona…
Mientras ellos avanzaban hacia el lugar donde presuntamente se había escuchado ese grito ensordecedor, aterrador. La pollita y yo, nos encargamos de asegurar el portón.
Al llegar con ellos, Spencer y Raúl conversaban sobre qué o quién había emitido el grito que aterrorizó la noche
“Fue … la… llo.. ro.. na!”, exclamó Raúl. No manches. ¡verdad que sí!, dijo Spencer.
Sorprendidos, continuamos el recorrido. Spencer y Raúl esperaban que ese aterrador grito se repitiera…
Los minutos pasaban… la noche se tornaba más fría y algo rara. No sé si porque habíamos escuchado a la llorona o porque habíamos visto que alguien abría el portón.
En fin, seguimos caminando por los pasillos del cementerio platicando sobre la historia de las tumbas; los personajes ilustres.
En ese momento…
El celular de Spencer comenzó a fallar. La transmisión se trababa, otra vez. Como en el Panteón Xalapeño. La pila según estaba baja.
Oigan vatos, miren. (señaló el celular) se está trabando la transmisión, le están saliendo rayas de colores. Se traba. Los comentarios de nuestros seguidores lo confirmaban…
¿Lo tienes conectado a la batería? pregunté.
Si carnal, contestó Spencer. De hecho mira, marca el 85% de carga.
Está raro. Todos nos volteamos a ver.
El reloj marcaba ya las 3 de la mañana. El frio aumentaba. Yo tenía más nervios, miedo, ansiedad. De la nada surgió todo ello.
¡Creo es momento de irnos!, – exclamo Raúl.
La leyenda cuenta que las 3:00 de la mañana, se conoce comúnmente como el “Tiempo muerto” o “La hora del diablo”… es el momento en que la actividad paranormal entra en su máximo apogeo.
Según la historia, demonios y espíritus se encuentran más activos dando paso a todo tipo de fenómenos paranormales.
La teoría cristiana, asegura que se debe a que Jesucristo murió a las 3:00 p.m., siendo las 3:00 a.m. la hora opuesta, en un claro desafío de los demonios hacia la imagen de Cristo burlándose de la Santísima Trinidad. Y por ello, es la hora en que los aparatos eléctricos absorben las energías absorben de los entes malignos.
Seguimos caminando en el pasillo que conecta al cementerio con la avenida 20 de noviembre. La hora de salir del lugar, por seguridad había llegad. Llenos de incertidumbre. Nervios. Nos retiramos… con una experiencia que demuestra que “el mundo de los vivos y el de los muertos está en contacto, permitiendo que los demonios y espíritus se comuniquen con las personas cruzando con una mayor facilidad a esta hora (3 a.m.) que en otras horas del día.