La Política de la Esperanza Convoca; En Tuxpan Estamos Llamados

Por Luis Guerrero Dávila
Correo luisguerrerosur@yahoo.com

(30/03/2022)

Las transformaciones vigentes  son expresión de movimiento,  de cambio, de redefinición de los elementos constitutivos de la política,  pensada  básicamente como articulada en tres elementos mutuamente dependientes, entre los que ubicamos, las acciones o estrategias. Éstas, posibilitan llevar a cabo la responsabilidad encomendada por el nuevo proyecto transformador, es decir, por el que votó la mayoría y que confrontará a los grupos que se resisten a cambiar y que piensan las instituciones como inamovibles, como permanentes, los que pueden explicarse como disconformes, pero en general, se beneficiaban con lo pasado, al que le apostaron electoralmente. Asimismo, las instituciones tienen que reestructurarse, nos referimos, -para ejemplificar-, a  Protección Civil, el DIF a nivel municipal o la SEP o a CFE en el nivel federal, como segundo elemento integrador de la operación del gobierno, al que se agrega, las normativas, preceptos que regulan la interacción social. Grosso modo, la política se integra de estrategiasinstituciones y normativas.

Sin cambio de normas, de reglas, solo será discursiva o propagandística la transformación, como tampoco podrá pensarse en cambio, si siguen las mismas prácticas o estrategias, por el contrario mantener la misma política sustentada en las mismas normas y a las instituciones sin reformas, podría definir a los actores, como conservadores o al menos como opositores a la transformación, dicho con otras palabras, transformar es cambiar lo anterior, porque excluyó a los que lucharon, los que dieron su confianza y votaron por el  nuevo proyecto.

Es pertinente insistir, una línea política -como la neoliberal privatizadora- necesariamente  adecuó su normativa, de tal manera que los beneficios de la pensiones, pasaron a las manos de los particulares, y las prestaciones sociales de los trabajadores, las arrebataron las empresas conocidas como outsourcing. De la misma manera otras reformas llamadas estructurales, operaron en contra de las mayorías y en contraparte favorecieron a un pequeño grupo. 

Destaca por su falta de validez lógica, la mal llamada reforma educativa, sustentada se dijo, en el “interés superior de la niñez”, pero en realidad dejó de lado creencias acreditadas por la teoría y a convicciones morales notables, pues aplicó evaluaciones sancionadoras sin justificación académica, asimismo, quienes se resistieron a los exámenes punitivos, se les expulsó de las aulas  a la mitad del ciclo educativo, sin que a las autoridades educativas  les resultara relevante la continuidad pedagógica del estudiantado. Tampoco importó la formación integral, al dejar fuera de los programas a la filosofía, al civismo o a la educación artística, y es evidente que no se pensó en las necesidades del profesorado, al no considerar a la evaluación diagnóstica.

Dichas reformas legales contrarias al desarrollo de la  vida,  dejaron de lado las necesidades e intereses del pueblo, además no contaron con la aceptación libre y consiente de las mayorías,  entorpecieron  el ejercicio del poder democrático, por lo que carecieron de validez social. Tampoco se sustentaron en valores sociales expresados estos en una vínculo racional con el  género humano, pues obedecieron a una política de explotación inadmisible del pueblo y de la naturaleza, por lo que agregamos la falta de validez científica de dichas normativas, que acataron ciegamente las estrategias de organismos internacionales vulnerando la soberanía del país en un ejercicio corrupto  de legisladores, actualmente agrupados en la organización Vamos México, desde donde se oponen actualmente a la transformación del país, del estado y del municipio, pues su esencia es conservadora.

Transformar con  estrategias que le regresen el poder al pueblo, es el propósito de  la 4T, de aquí la relación pedagógica diaria de quien encabeza la transformación del país, (replicada en gran parte del estado de  Veracruz), explicando, dando las razones de los actos,  argumentando la validez formativa de los contrastes, asumiendo el compromiso dialógico Gobierno-Ciudadanía, pero sobre todo, innovando en beneficio de las colectividades, lo que justifica la necesidad del respaldo popular, pues afectar a los grupos minoritarios favorecidos otrora por las políticas privatizadoras de los recursos ciudadanos, confronta al poder económico en particular y en general a los poderes fácticos, lo que en definitiva,  no se puede hacer sin pueblo, al  contrario este actor es imprescindible, se le convoca, se demanda su participación, de aquí la plena justificación de la consulta popular y la ratificación del mandato, pues es fuente poderosa de legitimidad, irrelevante para quienes operan de espaldas al pueblo. 

La resistencia a los mandatos de la gente, de la asamblea, o la organización, es una forma autoritaria de mandar mandando, es decir, sin escuchar, sin obedecer a las bases que soportan a la organización, (independientemente del propósito de la estructura, popular o gremial). En contra parte, una dirigencia democrática se estructura para articular, para establecer un puente efectivo de comunicación entre los delegados del poder colectivo y su base popular, para poder mandar obedeciendo, atendiendo las necesidades de vida más urgentes de las mayorías y posponiendo para otro momento las exigencias de las minorías. Por el contrario, la utilización instrumental de los colectivos ciudadanos para objetivos personales o de grupos de interés, mantendrá sin cambio los reglamentos o normativas, y a las instituciones sirviendo al viejo régimen, pues ven el poder como fijado, arraigado, pues es lo que les favorece, no las transformaciones.

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