No. 7 Las Congruencias e incongruencias son (In) humanas.

Guadalupe Guerrero Dávila, Dra.

Qué puedes pensar cuando en la Habana Cuba, en plena Habana Vieja, zona atractiva para el turismo por los museos, teatros, la arquitectura, la manifestación de la cultura musical, la pintura, la escultura, por sus restaurantes históricos donde continuamente puedes escuchar excelentes grupos musicales, degustar de la comida criolla, langosta y diversos platillos acompañados por yuca o boniato, ensalada y congrí, esa zona entre los pobladores de otros sectores tiene fama de ser “mala” no solo por la suciedad de algunas de sus calles, sino también porque a su decir racista viven muchos “pobres y negros”, lo que se asocia con delincuencia… así es, en esta isla se sigue viviendo el racismo que tanto nos afecta en el mundo, a pesar de esto a Oli, Chío y a mi es una de las zonas que nos parecen más hermosas, en ella también puedes encontrar el Museo de los Orishas, y ahí admirar la manifestación cultural de la religión Afrocubana en bailes de hombres y mujeres musculosos, flexibles, la mayoría negros, representando a los diferentes Santos como Eleggua, Obatalá, Oggún, Yemayá, entre otros muchos que al ritmo de música viva de tambores, bongós, güiros, chequeré, claves y otros instrumentos se presentan manifestando mediante el arte de la danza, su poder y sabiduría, esto es una muestra cultural que te abraza de tal manera que penetra en tu cuerpo y en tu alma plena de energía que se desborda por que todos los participantes al final de las representaciones, muestran  cómo viven y vibran  la fe a través de la danza de estéticos cuerpos perfectamente trazados…es una experiencia tan emocionante que sana tu corazón. 

Caminando por esa hermosa zona no falta una “mala semilla” que arrancó de mi mano el bolso de mi amiga Chío y huyó, dejándome entre gritos de denuncia y angustia, Chío corrió detrás de él yo detrás de ella, pero lo más sorprendente fue que de todos lados, de las casas, de diferentes calles, salían jóvenes corriendo tras el ladrón, de manera que nunca había visto correr a alguien que no sea en carreras profesionales y así lo alcanzaron, le quitaron el bolso , lo devolvieron intacto a su dueña y entregaron el ladrón a la policía que acudió oportunamente al lugar, de esta mala experiencia  me encuentro muy conmovida ante el actuar comunitario de los jóvenes negros, blancos, mulatos, pobres todos unidos solidariamente para resarcir el daño a un semejante. En la misma Habana del lado de Miramar, zona de embajadas, vive otro tipo de gente, mucha de ella desprecia a los de la Habana Vieja, y más a los negros, quienes para un personaje de esta zona, profesional de la abogacía y además comerciante, son ignorantes sin cultura, para él su religión es negada, no significa nada, son como seres desposeídos de la mínima cualidad, qué tristeza tan grande escuchar que con sus palabras muchos buscan borrar al otro, como señala B. De Sousa Santos desde la sociología de las ausencias se busca invisibilizarlo, pero esto es común en los sujetos colonizados que viven y reproducen relaciones de poder impuestas en sus cuerpos por lo imperios que colonizaron países como África, Asia y América. Hablar del otro como “salvaje”, “primitivo”, “negro” va relacionado con una política inhumana de despojo y dominación de unos sobre otros para apoderarse de sus territorios a fin de explotarlos y también a los seres humanos que los ocupan, como bien dice A. Quijano desde que el concepto de RAZA se impuso se busca la invisibilidad de las culturas, imponiendo la Occidental, dolorosa realidad que nos incrusta el salvaje capitalismo, nos lacera, alejándonos de la posibilidad de aprender de otros… pero como dice Ana Belen y V. Manuel

 ¿Qué te puedo decir, qué te puedo contar si tú lo has vivido?.

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