PANTEÓN XALAPEÑO
– TERCERA Y ÚLTIMA PARTE –
Después de vivir una experiencia espeluznante en la tumba de Angelita; Spencer, Raúl, Javier y yo salimos de ese pasillo, nos retiramos de la tumba de Angelita.
Al llegar al pasillo principal, Raúl confirmó lo que habían visto. Efectivamente, era la pequeña con su mamá. Estaban juntas.
Ya en el pasillo, Raúl nos comenta que debemos realizar una saturación con fuego. El ambiente se continuaba tornando frío. Yo me sentía más tranquilo. Todos lo estábamos, aunque desconcertados por lo sucedido.
Llegamos a la explanada del panteón. Hay dos piedras en la esquina y nos rodean muchas tumbas. Cruces por doquier. Flores de diferentes colores. Dos rehiletes se mueven sin cesar. No hay viento… volteo a ver a Raúl y solo asienta con la cabeza.
Efectivamente, las almas quieren que nos retiremos del lugar. El reloj marca las tres de la mañana.
– “Pónganse todos en un círculo. De preferencia juntos”. – dijo Raúl.
Nos acomodamos y Raúl comenzó a colocar alcohol en círculo (alrededor de nosotros).
Inmediatamente arrojó un cerillo y el fuego se presentó.
– “Sacúdanse lo más que puedan. Que todo lo que se les pegó, se quede aquí”, afirmó Raúl.
La saturación con fuego, es un ritual para eliminar las energías negativas. Lo más sorprendente fue que conforme nos sacudíamos, en el fuego se formaban figuras e incrementaba de tamaño, incluso salían remolinos.
El frío que sentía, quedó atrás; por momentos, la sensación era muy fuerte. Como si el fuego estuviera cerca; y las llamas no superaban los 15 centímetros. Minutos después, se apagó.
La pesadez de mi frente, nuca y cuerpo junto con la sensación de mi estómago habían desaparecido.
Minutos después, nos retiramos del cementerio… Listos para otra aventura más en el Panteón más antiguo de Xalapa: el 5 de febrero.
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El Umbral de la media noche
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