“SIN CAPA SABES VOLAR”

EL ORÁCULO DE DELFOS….

Por: Mtro. Luis Fernando Ruz Barros

Una madre es una persona que al ver que solo quedan cuatro trozos de pastel de chocolate habiendo cinco personas, es la primera en decir que nunca le ha gustado el chocolate”

Anónimo

Para María Rosa

Acá estoy, como cuando estuve por primera vez frente a ti. Después de tanto esperarme al fin me tuviste en brazos como soñabas. 

Estoy seguro que te miré porque tus ojos tienen luz y es casi lo único que podía ver bien. Sentí olores distintos y otras texturas, la fuerza de gravedad me jalaba hacia abajo y temí caer pero vinieron tus manos, así es que nada malo podía pasar. 

Los primeros momentos aquí afuera parecieron intensos, pero cada día fue más fácil y menos abrumador.  Te olvidaste de las horas y solo atinabas a disfrutarnos y disfrutarte siendo Mamá. 

Hubo días que fueron noches y noches que fueron días, es la vida real, el amor real, el cansancio real, la felicidad real, lo demás había sido ensayo.

Desde el primer día me cuidaste con el alma, hiciste todo lo que podías para hacerme sentir bien, muchas veces te tragaste penas y te creciste al dolor, sólo por protegerme. 

Sin tus constantes sacrificios nada de esto existiría. Siempre serás la de antes pero al regalarme la vida tuviste la oportunidad de llegar a tu mejor versión. Puede que alguna vez, en momentos de constante agobio, hubieras querido tu vida de vuelta, tu cuerpo intacto de regreso, tu espacio y tranquilidad, pero eso también es parte de ser Mamá, a todas les pasa. 

Las noches en vela, el trabajo diario, todo lo que has dejado de lado por mí está grabado en mi corazón. Gracias por lo que construyes, porque en el fondo construimos juntos y aunque estemos rodeados de gente, el amor eterno de una Madre a un hijo, siempre será una estampa de complicidad, un tema de dos. 

Dejaste la psicología y elegiste ser Madre, eso te reinventó, tanto que a los veinte años descubriste a tu corazón caminado fuera de tu cuerpo. No te conformaste con vivirlo una vez, tanto amor hay en ti que repetiste un par de veces toda la experiencia, y me regalaste hermanos con quien crecer. 

Fue entonces con el tiempo que descubrí que además de ser mi Madre, eres una heroína, que cualquier Avenger envidiaría, porque conviertes mis momentos aciagos en espacios de sonrisas con tan solo un abrazo, porque me enseñas el sentimiento que lleva paz y tranquilidad en los momentos difíciles de la vida, el que nos contiene, el que minimiza el dolor, el que nos hace luchar por nuestros sueños e ideales, pero por sobre todo nos enseña a dar sin pedir nada a cambio, el Amor, porque, María Rosa, aunque nunca te la vi puesta sé que sin capa sabes volar.

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