EL DÍA QUE DESCUBRÍ QUE ME HICIERON BRUJERÍA

SEGUNDA PARTE

Llegué a casa de la señora. Ya llevaba las cosas que me pidió para la limpia: Franela, varios tipos de chile. Velas. Huevos de rancho. Veladoras. Una piedra tipo cera. Un polvito azul. Alcohol del 96, y otras cosas.

Señora buenas noches. – Pásale mijo, buenas noches, me dijo.


Me senté. Ella comenzó a sacar las cosas de las bolsas y hacer bultitos de chile con las franelas y el polvito azul que llevaba. Al pasarme los huevos de gallina de rancho se escuchaba algo dentro de ellos. Como polvito. Sonaba raro. No era normal. Yo, me puse nervioso.
Ella dijo:

Ay mijo, estás bien cargado. Escucha (agitó el huevo) y en efecto, se escuchaba raro. Te tiene velado con velas negras. Veo tu foto entre unas velas oscuras. Un chaleco. Un suéter. Fue alguien que te conoce muy bien.

No podía creerlo. No sabía qué responder. Me puse muy nervioso. Minutos después, hizo el círculo y una cruz de fuego con el alcohol. Yo estaba al centro. Con las manos y brazos alzados. El fuego tronaba mucho, dice la señora que era porque tenía muchas envidias y “estaba quemando la maldad”.

Lo más sorprende fue cuando me comenzó a describir a la persona que “supuestamente” me había hecho a brujería.

Quedé en shock.

Ella no tenía forma de conocer a esa persona.
Me fui del lugar pensativo. Preocupado. Desconcertado. Ahora creía más en que “alguien” me había hecho brujería.


Analizando la situación, lo que me había pasado anteriormente; en mi vida personal, amorosa y laboral era lo que querían que sucediera, según la señora. Eran acciones inexplicables. Comportamiento que no tenía justificación y que ahora comenzaba a tener razón de ser.
Así pasaron varias semanas… era una limpia semanal. Siete, en total…


En cada limpia la señora me decía cosas nuevas. Me describía a nuevas personas. Y yo me sentía más tranquilo emocionalmente, pero lleno de dudas. Sorpresivamente, mi vida comenzaba a mejorar. Las cosas estaban más claras en varios aspectos de mi círculo social, laboral y amoroso.
Yo seguía sorprendido. Buscaba una explicación
, no la encontraba. Las limpias seguían.


Hasta que un día…


Un viernes llegué a la radio. En ese entonces, trabajaba en Grupo Avanradio en Plaza Cristal. Siempre que terminaba el programa de la Radio en el Congreso, me quedaba en la estación porque a las 10 de la noche entraba al aire en el 104.1 OK “Está en ti” con Spencer Báez donde platicábamos de leyendas, misterios y temas de brujería.


Se acercaba la fecha de todos santos. Subo a cabina después de la radio y me dice Spencer:

Vato, hoy tendremos a un invitado al aire. Es un médium. Nos hablará de los portales, la brujería y los demonios.

Va que va, me late. Contesté.

Se llegaron las diez de la noche y comenzó el programa. Platicamos de los portales, de los demonios y allí fue donde tuve el primer contacto con Raúl Ortiz, el experto de lo paranormal. Nunca había escuchado de él. Al igual que la señora, no había forma de que el supiera lo que me estaba pasando.


Ocho días después. Raúl regreso como invitado pero en cabina. Fue la primera vez que lo vi. Llevaba sus cartas de Tarot. Su libro de demonología. Su péndulo y su cruz grande.
En el corte comercial, me dijo:

A ti te hicieron brujería. Te tienen velado con velas negras. También amarrado. Fue una mujer. Te está limpiando una persona, una señora, pero las limpias no están completas. Sigues cargado. Sigues mal. Te sientes cansado. No puedes dormir. Constantemente te duele la cabeza, las piernas, la frente, la nuca y en tu relación, tienes problemas. Es más, como dicen vulgarmente: “calientas el boiler y no te metes a bañar”, te tienen bien amarrado de los testículos.


No contesté. No sabía qué decir. Entramos al aire. Por obvias razones, casi no participe en ese segmento. Al salir nuevamente comerciales, las cosas se pusieron más sorprendentes.

Ángel, préstame tu mano.

Coloco el péndulo sobre la palma de mi mano. Después lo alzo y el péndulo comenzó a hacer círculos muy rápido. Efectivamente, estaba lleno de malas vibras. Cuando le preguntó si estaba amarrado y me habían hecho brujería, el péndulo respondió que SÍ.


Es difícil explicar la sensación de ese momento. Inexplicable. Me llene de miedo. Desesperación. Incertidumbre.

Raúl, ¿Qué debo hacer? ¿cuántas limpias?

Con una sola quedas protegido, contestó.
Salimos del programa y en mi cabeza solo daba vueltas todo lo que me había dicho Raúl. Sin conocerte; sin tener forma de conocer mi vida privada y demás, dijo las cosas que había dicho la señora, pero más detallado.


Dejé de asistir con la señora. Pagué las siete limpias. Y accedí a la limpia con Raúl… recuerdo que fue una limpia tardada, laboriosa. Después de todo el proceso, me sentí bastante cansado. Desguanzado pero tranquilo. Ese día dormí como un bebé… llevaba semanas sin descansar…
Todo marchaba de maravilla… hasta que un día en cabina.

CONTINUARÁ…

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