EL OTRO LADO DE NICO

Salvador Muñoz

Platicando con…

La menuda figura de Nico envuelta en una sudadera gigante y la mochila en la espalda, además del manojo de cabellos atado a una liga, contrasta enormidades con esa silueta dibujada en torno a un tubo que proyecta el lado mágico de Nico.

Acaba de terminar de dar clases. Es Coach en Mi Estudio de Pole Dance. La he visto en el tubo y sigo maravillándome de su audacia, de su fuerza, de su gracia y también de esa proyección que revienta en la cara del espectador ante cada figura que realiza, sea a ras de piso o en el aire.

Esa energía la multiplicó el pasado noviembre, allá en Huauchinango, Puebla, en el certamen Champion Ship Experience, donde se congregó la crema y nata del país en el ramo del Pole Dance… y regresó a Xalapa con un Segundo Lugar que parecía Primero en la categoría de Semi-Pro…

El traje de baño con el que dio la clase desaparece bajo una sudadera y las licras. Ahí es cuando se transforma nuevamente. Nico tiene 24 años con una cara de adolescente que no puede con ella. Está nerviosa y da pequeños gritos de emoción ante algunas preguntas. Se arremolina en la esquina del sillón donde platicamos.

Si bien, para practicar Pole Dance, hay quienes usan top y una licra corta, ella prefiere el traje de baño: “es más bonito” y se le hace más práctico.

Fuera de Mi Estudio de Pole Dance, es Areli Nicole Elizondo, la Docente. Aquella joven que estuvo ejerciendo medio año en Orizaba pero no se acopló… si hubiera hallado un sitio donde practicar “Pole” quizás hubiera sido otra cosa, pero increíblemente el único sitio que encontró, nunca atendieron su llamada… 

Hay en puerta un torneo próximo en León, Guanajuato y espera asistir, pero allá participaría en la rama de Profesional.

Cuenta con el apoyo de sus padres, a tal grado que la señora Rosy, no sólo fue quien de cierto modo la motivó a entrar al Pole Dance, sino que actualmente es su alumna y eso sí, Nico es muy exigente con su madre. Y ni se diga de su padre, quien allá en Huauchinango, no tuvo en empacho de echarle porras mientras dibujaba figuras en el aire su hija.

Nico mide 1.50 metros pero con las botas o zapatillas, alcanza fácil el 1.70. Mas las plataformas y los tacones son lo de menos. Nico es una joven grande, porque su perseverancia es tremenda y si es exigente con su mami en su papel de Coach, con ella misma lo es más.

Dos sueños saltan en la cara de niña de Nico:

El primero, tener su propio estudio de Pole Dance, pero es paciente… sabe que es una meta a mediano-largo plazo y por ello, su empeño en perfeccionar sus movimientos, pulirse, prepararse…

El segundo, ¡Rusia! ¿Por qué Rusia? Ah! Porque en ese país sigue a una practicante del Pole Dance cuyo nombre se reserva –Soy envidiosa, la quiero para mí!– dice con risa traviesa.

La plática se prolonga por casi una hora… nos despedimos y sin querer, la veo como la primera vez que la vi… una jovencita de sudadera grande, pasitos cortos, mochila a la espalda, y con la seguridad de que nadie que pase a su lado podría imaginarla volando, cual Bruja en traje negro, cabello al aire y botas largas hasta media pierna, proyectando toda la carga posible que puede dar el Pole Dance Exotic…

Aquí pueden ver la entrevista a Nico

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