EL VECINO INCÓMODO


Salvador Muñoz
Los Políticos

La tranquilidad que caracteriza a La Pitaya, acompañada con el suave murmullo del río Pixquiac, tiene rato que fue rota, de acuerdo a lo que comentan los vecinos de Loma Escondida…
El asunto se bifurca en un Quién y un Qué…
Quién es el que rompe esa tranquilidad? Un vecino incómodo, que hace poco llegó y empezó a construir, lo cual, pues es de cierto modo, normal porque se quiere vivir rodeado de naturaleza…
Qué es lo que rompe esa tranquilidad? Son tres cosas…
1.- Cuando llega este vecino, en lo que es su construcción, hace una terraza volada, es decir, que está sobre el río Pixquiac lo que forzosamente lleva a invadir con su obra, el cauce del afluente, por lo que se pidió a las autoridades su intervención…
En este caso, se acudió a Conagua y qué pasó… así lo narran los vecinos:
“Aplicó la de ‘Ay, tocamos la reja y no abrió nadie’ y ya, ¡tan tan! No volvieron a venir; ¡no hicieron absolutamente nada! No pararon la obra, no pusieron sellos, ¡nada! y terminó su terraza quitado de la pena”.
2.- Ahora, dicen los vecinos, se trabaja en una “gran obra”. Así la catalogan por la cantidad de camiones que entran y por el sonido de sierras trabajando con el consabido derrumbe de árboles… temen devastación de zona boscosa…
El tercer punto hace que la bifurcación se cierre con el “Quién es el que rompe esa tranquilidad?”: La narcomanta.
Tendrá algunos meses que la narcomanta apareció, justo donde se conecta la carretera de Briones con la vía corta Xalapa-Coatepec, pasando el Cbtis, justo donde se incorpora uno a la vía rápida.
Al principio, les pareció raro, extraño, porque dicha narcomanta estaba dirigida a un fulano, quien supuestamente era buscado por el Cártel Jalisco Nueva Generación. Y allí estaba su nombre pero para ellos, era “Equis”…
El asunto fue cuando alguien se enteró quién era el vecino… ¡el mismo al que hacía referencia la narcomanta! Enrique Santos Mendoza, ¡un Diputado!
Entonces empezaron a hilar… el comportamiento blandengue de Conagua; el dispendio de recursos en las construcciones; ¡vamos! Hasta entender el porqué puso en renta la casa como salón de fiestas…
Por cierto, dichas fiestas fueron otro factor que rompió con la tranquilidad de los vecinos, pues eran con música en vivo y casualmente con bandas y narcocorridos…
Conste… El reclamo de los vecinos se centra en que las autoridades intervengan en la protección del medio ambiente, que no haya derribo de árboles y claro, si se puede, se restablezca esa paz, esa tranquilidad, ese sosiego que hizo a muchos a ser realmente vecinos del Pixquiac.
Por mi parte, sólo espero que ojalá el Diputado Enrique Santos Mendoza entienda la buena vecindad.

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