Iglesia católica exhorta a los veracruzanos a ser promotores de la paz
por Sergio Lara
Veracruz, Ver.- La violencia en México es un problema que trasciende las fronteras estatales y afecta a todo el territorio nacional.
Ante la violencia que priva algunas entidades en México y a Veracruz, la iglesia católica hace un llamado a los ciudadanos a ser promotores de la paz desde su propia trinchera.
El obispo de la Diócesis de Veracruz, Carlos Briseño Arch, invitó a las familia a estar pendientes de sus hijos, ya que recordó que los jóvenes son los más buscados por la delincuencia organizada para reclutarlos.
“Sabemos que muchas veces la violencia obedece también a otro tipo de intereses, de grupos que también amenazan a otros, porque tratan de extorsionar o simplemente están metidos en un negocio ilícito y hay venganzas entre grupos, pero bueno ojalá todos traten de huir de este tipo de ejercicios, para que no haya estas muertes, tampoco que un conflicto entre dos grupos, vaya a generar que gente inocente este en medio y le toque todo eso”.
De la misma manera exhortó a educar y orientar a la juventud que el dinero no debe representar la felicidad y que se debe ganar honradamente.
“Los jóvenes quieren ganar dinero fácil y el dinero nos sirve es un medio y es bueno, no es malo, porque es parte de la creación, pero al final de cuentas si nosotros vendemos nuestra propia vida y familia, sacrificamos todo por dinero, al final de cuentas por buscar una ambición o dinero fácil, al final va a repercutir en la vida”.
La Iglesia católica, consciente de esta problemática, ha manifestado su preocupación y ha llamado a la sociedad a trabajar en conjunto para construir una cultura de paz, a través de la evangelización y la búsqueda de la conversión de los corazones, se busca fomentar valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad, que son fundamentales para erradicar la violencia.
Para finalizar, el entrevistado se pronunció por motivar a los jóvenes a que no se vayan por caminos equivocados, porque la violencia e inseguridad que estamos viviendo es consecuencia de lo que se dejó de hacer.