No.11 Las congruencias e incongruencias son (in) humanas

Guadalupe Guerrero Dávila, Dra.

Hace más de 80 años la Poeta Alfonsina Storni ya hablaba del patriarcado (práctica que otorga mayor valor a los hombres), en el prólogo a su Antología Poética publicada en 1938 dice: “…traía aparejada la posición crítica …frente a las tenazas todavía dulces, y a la vez enfriadas, del patriarcado…” y es que para muchos de nosotros pasan desapercibidas esas tenazas que cotidianamente nos aprisionan “dulcemente”, citaré solo algunos ejemplo de ello, el vestirse de blanco para la ceremonia matrimonial nos hace muy felices porque cumplimos, comprobando nuestro valor social de respeto a las reglas, para un buen número se sigue enmarcando la pureza y virginidad. Otro caso es el del sometimiento “natural” al patriarcado familiar, es el padre el que tiene el mayor poder y  el saber, la mujer es subordinada tanto para la toma de decisiones como en el área del conocimiento, el hombre manda y todos obedecen, este poder se extiende dulcemente por toda la vida (contrario a la idea de que los hijos para ser libres deben ser autosuficientes lo más pronto posible), aún cuando los hijos son adultos siguen “protegidos” en el techo paterno, en estos roles la mujer madre e hijas son doblemente sometidas por su sexo, nulificando su voz, el desarrollo y la eficiencia en el trabajo profesional, porque quien vive dominada difícilmente logra desplegar sus habilidades y por supuesto su vida individual queda dulcemente dominada por el hombre, esto no trae necesariamente mucha felicidad a los hombres porque esclavizar a otros es esclavizarse también, el tener mujeres dependientes e incapaces de desarrollar su propia vida genera una carga difícil de llevar por muy natural y dulce que esto parezca. Algunos ejemplos del dulce aprisionamiento de las tenazas, son las comparaciones entre las mujeres que son madres y las que no, las segundas son duramente criticadas, señaladas y hasta satanizadas, por una decisión que concierne solamente a ellas. También pasa con aquellas que han roto con la antigua idea de la mujer virgen, pura, casta, en espera de un hombre que la dignifique como esposa y deciden buscar una pareja acorde a sus necesidades, creencias, desarrollo personal y profesional y de esta manera no se quedan con el primero que llegó aunque no cumpla con sus deseos y expectativas, buscan sin importarles la presión de la dulce tanaza, por ello también pasarán por el juicio social, por no dejarse aprisionar por los mecanismos patriarcales. Otro aspecto que se ha romantizado es la idea de tener al lado un hombre tierno, que sea amoroso, se preocupe por atender los deseos de la mujer, lleve flores y regalos, de lo contrario se vive la frustración la tristeza por tener a veces  a un ser que poco o nada tiene de tierno y dedicado, de esta manera las series televisivas, las fantasías reproducidas en redes como el Facebook o instagram, donde abundan las fotografías de parejas felices que hablan de amor eterno, configuran un imaginario social que para NADA es real, porque lo real es construir cotidianamente las relaciones de pareja, reconocer sus dificultades (que no son pocas), y el placer que brinda en ocasiones, superarlas, crear ambientes de igualdad, justicia y solidaridad, esas fantasías románticas de los cuentos infantiles donde la mujer tiene un papel de dulce espera para encontrar el amor y la protección, nos han hecho mucho daño, es necesario romper con las ideas de príncipes azules y princesas rescatadas-subordinadas a un patriarcado que es necesario romper, reflexionar, si es que de verdad queremos cambiar nuestra convivencia cotidiana, es necesario ser crítico y dejar de lado las éticas de poder creadas…que dulcemente nos atan…Pero como dice Ana Belén y Victor M. ¿qué te puede decir, qué te puedo contar que tu no hayas vivido?

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