Plan B y libertad de expresión

PUNTO Y COMA

Por Yair Ademar Domínguez

La iniciativa de Reforma Electoral que el presidente Andrés Manuel López Obrador envió al Congreso Federal y que hace algunos días aprobó el Senado de la República, no pretende desaparecer al Instituto Nacional Electoral ni acotarlo en sus funciones democráticas, como el ala conservadora de este país lo ha querido hacer creer. El llamado “Plan B” por los propios detractores, lo que pretende es combatir la práctica ilícita de compra de votos, entre otras situaciones de nuestro sistema democrático.

Los conservadores de nuestro país —que no tienen bandera qué defender más que la de sus privilegios— tomaron como campaña política y bandera la idea de que el mandatario mexicano pretende desaparecer de un plumazo al Instituto Nacional Electoral, lo que es falso por todos lados, ya que de lo que se trata es de sumar a la institución a la ola democratizadora que llegó a este país para quedarse. Pero claro, los privilegiados de siempre, insistimos, que necesitan causas legítimas, han tomado esa para plantarse en las plazas.

¿Qué le podrán enseñar al líder de un movimiento que ha llenado, al menos 60 veces, el Zócalo de la Ciudad de México? Por eso el mandatario mexicano elogió la concentración del pasado domingo y el hecho de que los poderosos de siempre suden, se pongan la camiseta del pueblo, caminen, sientan el sol en la cara y el deseo de un mejor país, ya que realmente estaban cómodos, acurrucados en los sillones de sus oficinas, con aire acondicionado, viviendo de las rentas del pueblo.

Esto es bueno para el país. Y nuestro pueblo debe distinguir que se trata de dos proyectos diferentes: uno en donde ellos, la gente del  pueblo es protagonista y otro, en donde los privilegiados de siempre, los ricos, los neoliberales y conservadores, quieren mantenerse a costa de lo que sea. Eso se terminó. “La manifestación de ayer y otras que vendrán se encuadran en este propósito, de enfrentarnos porque no quieren la transformación del país. Quieren seguir robando, regresar por sus fueros, quieren mantener en la marginación y el olvido a los mexicanos, empobreciéndolos”, dijo este lunes el Presidente. 

El Plan B del presidente ha propuesto modificaciones a la Ley Orgánica del Poder Judicial, a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, así como la Ley General de Partidos Políticos. Además, analiza el ejercicio de derecho político-electorales, entre los que se incluye garantizar el voto a poblaciones vulnerables y la regulación de las cuotas de paridad de género; cambios al Sistema Nacional Electoral, que incluye modificaciones al calendario de elecciones, y en materia de justicia electoral.

Otro planteamiento es la posibilidad de que los legisladores que buscan su reelección deben separarse de sus cargos. Además, garantiza el voto a personas en prisión preventiva y con discapacidad en estado de postración. También, propuso adelgazar la burocracia del INE, lo que a todas leguas ha sido muy positivo, dadas las carencias de nuestro país. La idea del Jefe del Ejecutivo es redireccionar estos recursos para los programas sociales que tanto bien hacen a la población.

Nunca el presidente ha querido desaparecer el INE o apoderarse del INE como los conservadores lo han querido señalar. Pero bueno, siguiendo la vieja estrategia de “difama que algo queda”, los conservadores se han lanzado en esta campaña de desprestigio al mandatario nacional. 

Sin embargo, las cosas como son y lo ha dicho muy claro, porque formamos parte de dos agrupamientos distintos y contrapuestos, se trata de dos proyectos distintos de nación. Como estrategia ellos utilizan la mentira de que se quiere afectar la democracia en México, cuando ellos son, en esencia, antidemócratas, expuso.

La mayoría de los dirigentes son puros mapaches electorales. La gente no lo sabe (de los dirigentes) porque los medios de comunicación los encubren. Hay que mostrarlos, lamparearlos, porque nada más viéndolos ya la gente sabe de qué se trata, destacó este lunes López Obrador. No hay que ser muy sabio para reconocerlos. Han estado ahí siempre, en el conservadurismo y hoy marchan por las calles queriendo parecer limpios y puros, pero ya los conocemos y no nos cansaremos de denunciarlos. 

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