La voz de los universitarios

La Contraparte

Por ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

La megamarcha de protesta de estudiantes de la UV la semana, y el paro activo decretado en esa institución, es una alerta para las autoridades universitarias. 

Volvió a ponerse sobre el tapete de la discusión el hostigamiento que hace mucho sufren, o han sufrido, alumnos y alumnas de la Máxima Casa de Estudios, en este caso caso perpetrado por un estudiante, aunque ésa parecería sólo la punta del iceberg de un problema mayor. Tenía tiempo que no se veía una movilización tan grande de los estudiantes universitarios para fijar una posición frente a demandas o desacuerdos por medidas injustas. 

En décadas pasadas, por ejemplo, los gobiernos pensaban mucho antes de autorizar un alza a las tarifas del transporte urbano, que utilizan universitarios de bajos recursos, porque de inmediato tenían que suprimirlo, por la presión estudiantil. Incluso, algunas veces, asuntos ajenos a ellos, los universitarios los respaldaban y salían a las calles a protestar, en defensa de causas sociales. 

Esta vez, fue una lucha por su dignidad, en defensa de todos ellos y ellas. Las quejas de alumnos y alumnas por acoso sexual, muchas veces por parte de sus propios compañeros como en este caso, pero también y más grave, de maestros, no es nueva. 

Han habido frecuentes señalamientos de este tipo, en la UV y en otras instituciones académicas, como la UNAM o el IPN. Sin embargo, pocas veces se da seguimiento a las quejas, por falta de denuncias. 

Están de moda los tendederos de acusaciones que no sirven de mucho, son anónimos, y por lo tanto no pueden tener absoluta seriedad; sirven para visibilizar el problema, eso sí,  pero no se siguen los protocolos jurídicos para determinar si en realidad se ha cometido un delito, y, si lo hay, castigar a quien le resulte responsabilidad por es hecho detestable. 

La Universidad Veracruzana, la Junta Académica del Área de Humanidades, determinó con demora expulsar al alumno extranjero acusado de hostigamiento contra una de sus compañeras, pero deberá esperarse que no termine ahí el asunto, sino abrir una investigación amplia, completa y extendida que sirva para limpiar la máxima casa de estudios de este tipo de abusos; y más allá de sanciones contempladas para  hechos de este tipo dentro de la UV, la propia institución tendría que asumir el compromiso de acompañar a las víctimas para que se les haga justicia por la vía legal. 

Ese sería un buen mensaje a la comunidad universitaria, y no dejaría duda de la disposición de la autoridad académica, fuera de posiciones discursivas, para erradicar todo tipo de prácticas perniciosas, como ésta, en los hechos, en la rigurosa aplicación de sus reglamentos internos sin necesidad de presiones como lo fue la megamarcha en Xalapa y el puerto de Veracruz, pero también transparentando esa misma disposición en busca de la aplicación de las leyes penales con la creación de un área de asistencia jurídica para alumnos y alumnas que resulten agraviados. 

Es una buena oportunidad para que la UV asuma un compromiso de este calibre: el de dar vista a la autoridad investigadora cada vez que se presente una queja fundada por parte de algún miembro de la comunidad universitaria, incluyendo desde luego a los propios catedráticos. 

De hecho, la movilización universitaria por una causa justa sirvió para hacer ver que hay conciencia de participación de los jóvenes estudiantes y qué bueno que así sea, pues durante muchos años habían permanecido sin levantar los brazos y las voces. 

Este es un caso que debe aplaudirse largamente, sobre todo por haberlo hecho en orden, pacíficamente, como tendrían que ser todas las expresiones públicas. 

Enhorabuena.

Escriba a opedro2006@gmail.com

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