Ni perdón… ni pacto

La Contraparte


Por ÓSCAR PEDRO REYES CASTELÁN

Sobre los dichos en días anteriores del presidente Andrés Manuel López Obrador al hablar del abandono en que su gobierno encontró el ISSSTE, pero dirigiéndose directamente al ex director general de esa institución, Miguel Ángel Yunes Linares, y a Elba Esther Gordillo Morales, ex líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no hay que buscarle ninguna otra interpretación de lo que piensa de ellos: 

“que se vayan a robar a otra parte”. El reproche a la maestra es haber recibido del presidente Felipe Calderón Hinojosa la posición del ISSSTE como pago a sus servicios por participar “en el fraude electoral de 2006”, donde recomendó a Yunes para dirigirlo, lo que contribuyó “a la destrucción” de esa institución de salud, donde después estos y otros ex funcionarios del ISSSTE “eran los principales proveedores de los servicios (…y) lo dejaron como un cascarón”. 

Esa acusación y descalificación a Elba Esther, quien mantiene una fuerte ascendencia sobre un amplio sector del magisterio y desde que salió de la cárcel, bajo la acusación  de un fraude por 200 millones de pesos, realiza una labor subterránea para volver a dirigir ese poderosísimo sindicato, AMLO la desechó con esa expresión, a pesar del apoyo que recibió de ella en su camino a Palacio Nacional. 

Para el ex gobernador, el mensaje es más claro: no hay perdón ni pacto, al menos por ahora; de esta historia aún restan muchos capítulos, con distintos escenarios. 

Yunes Linares no salva aún la barrera de una eventual acción penal en su contra, y está tan consciente de su situación que mantiene un bajísimo perfil, sin darse la libertad de caminar a su antojo por la calle, salvo apariciones esporádicas y fugaces, ante la posibilidad de que pueda enfrentar una sorpresa. 

Últimamente tampoco ha sido contestatario, como es su costumbre; se ha mantenido en silencio, y ejemplo evidente es el mutis a esta última referencia directa que hizo AMLO sobre él. 

Sólo la maestra dio respuesta al presidente en una entrevista que le hizo el periodista Carlos Loret de Mola: “sus adjetivos ya no me ofenden porque es corrupto también el que miente; es corrupto el que no ejerce el poder en servicio de los demás, es corrupto el que solapa a su familia en ilícitos, pero sobre todo cuando los valores y los principios a los que se comprometió uno, no los cumple”, y agregó: “me equivoqué con Peña y con el actual presidente”. 

Desde luego, lo que interesa a Veracruz, es lo que le afecta para bien o para mal. El ex gobernador Yunes, en días pasados, envió un mensaje al presidente de la República con la ausencia de la senadora Indira Rosales San Román durante la sesión del pleno en esa Cámara para votar la ampliación hasta el año 2028 de las fuerzas armadas en labores de seguridad en el país; de última hora no se votó esa iniciativa, pero la ausencia de la senadora veracruzana habría sido una ventaja para la bancada de MORENA y sus aliados para lograr ese propósito presidencial. 

Ahí quedó la rendición, o retiro de la lucha política de Yunes y su grupo político por el gobierno del estado, cuyo ofrecimiento no aceptó el jefe del poder Ejecutivo, a juzgar por sus palabras, aunque en política no todo es lo que parece y, en todo caso, siempre habrá lugar para el pragmatismo, del que se ha valido mucho el actual gobierno para avanzar en su proyecto de cambios y continuidad de la llamada Cuarta Transformación, por lo cual lo mejor es esperar.

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